El pasado jueves 13 de marzo se inauguró en el Centro Niemeyer de Avilés (Asturies) la exposición Antología. Gervasio Sánchez (1), una retrospectiva sobre el autor que muestra una amplia selección de su obra, agrupada en cinco bloques temáticos: América Latina, Balcanes, África, Vidas Minadas y Desaparecidos. Paralelamente, impartió un taller (Los ojos de la guerra) al que tuve el placer de asistir, en el que desgranó su trayectoria profesional y su manera de ver los conflictos y de reflejarlos fotográficamente.
Personalmente, hay dos aspectos que me gustan especialmente en la obra de Gervasio Sánchez. Por un lado, y desde un punto de vista más puramente fotográfico, creo que las imágenes en blanco y negro de Bosnia y Kosovo son excepcionales. Él mismo confesaba en el taller el cambio que para él supuso una crítica solicitada a Gilles Peress, fotoperiodista francés de la agencia Magnum, y que se tradujo en el abandono del color y en una visión más personal del conflicto.
Avenida de los francotiradores, Sarajevo. 1993 |
Lejos de buscar el lado más truculento de la guerra, las fotos de esta nueva etapa encierran, sin embargo, una fuerza tremenda, la que emana de las miradas de las víctimas (como la chica que encabeza una hilera de kosovares emprendiendo el camino del exilio en Albania), de los pequeños detalles de la vida en el infierno de un cerco (las dificultades de cruzar un puente destrozado, el juego de unos niños sobre los restos de coches calcinados).
Ciudadanos kosovares abandonado el país hacia Albania. |
Niños jugando en la calle. Sarajevo 1993. |
Por otro lado, quiero destacar los proyectos Vidas Minadas y Desaparecidos. En el taller que el autor impartió estos días en Avilés (y que pude disfrutar), reconocía que es este último el proyecto con el que se siente más identificado y que cree que refleja mejor su forma de trabajar. Ambos comparten características: tanto uno como otro son proyectos a largo plazo, que llevan al fotógrafo a regresar una y otra vez a los mismos escenarios para seguir los pasos de las víctimas, que ahora aparecen con nombre y apellidos y recobran la humanidad que sus verdugos intentaron arrebatarles. Así, tras ver Vidas Minadas resulta imposible no empatizar (y avergonzarse del mundo en que vivimos) con la mozambiqueña Sofia Alface, o con el bosnio Adis Smajic.
Sofia Alface. Mozambique |
En Desaparecidos, Gervasio vuelve a golpear directamente la conciencia del espectador en un proyecto difícil de plasmar en la fotografía, por lo cual el fotoperiodista recurrió también al vídeo. Una vez más, los testimonios de un padre kurdo iraquí, cuyos diez hijos desaparecieron en los ataques de Saddam Hussein y Alí “el Químico” y apenas es capaz de recordar los nombres de todos, o de una abuela chilena que espera poder encontrar a su marido e hijos antes de morir encogen el alma.
Desaparecidos. Anita Rojas, Chile. |
La fotografía de Gervasio Sánchez tiene el enorme mérito de, además de contarnos una historia, devolver la dignidad a quienes un día se vieron despojados de ella, en el mismo momento en el que les arrebataron un miembro o a sus familiares. Y, en ese proceso de dignificación, nos sitúa como espectadores ante un espejo que nos devuelve una visión incómoda de nuestro mundo suspuestamente civilizado, esperando una respuesta por nuestra parte. Una respuesta que implica necesariamente la empatía con las víctimas y el rechazo a quienes causaron ese dolor. Por dignidad.
(1) La exposición Antología. Gervasio Sánchez permanecerá abierta en el Centro Niemeyer hasta el 15 de junio de 2014.
Fotografías:© Gervasio Sánchez
Galería de fotos de Gervasio Sánchez
Enlaces
- Los desastres de la guerra. Blog de Gervasio Sánchez.
- Desaparecidos. Reportaje en El País.
- Vidas Minadas. 10 años. Fotografías en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona
- Visita comentada a la exposición. Vídeo del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes.
- Entrevista a Gervasio Sánchez. Vídeo del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes.